Vestíbulo

Miré mi brazo, que sentía un pequeño dolor por su fuerza. Aprisioné sus muñecas y sonreí.
-Es cierto, pero siempre puedo usar otras armas de las que tú ahora careces.
Sonreí.
-Aunque, si por alguna casualidad llego a ser como tú. No olvides dónde está mi cuarto para poder retarme. Te ganaré gustosamente, preciosa.
Rocé mi nariz con la suya, intentando enfadarla aún más.
-Estás hermosa cuando te enfadas, lástima que estés muerta.

Definitivamente interesante el lugar, al contrario que la lucha, el tenía las de perder pero no lo entendía. No me gustará estar en el lugar de ella y perder el tiempo en hacérselo ver pero era divertido escuchar cómo intentaba sacarla de quicio.
Cansada, sub.

Reí a carcajadas.
-Estarías aún más hermosa -murmuré- Me gustaría verlo.
Me acerqué hasta el sofá y me volví a sentar, acomodando mi cabeza entre mis manos.

Alcé una ceja.
-¿El qué? -pregunté mirándo su silueta a lo lejos de las escaleras.

Puse los ojos en blanco.
-No tengo nada que perder. Además -dije sinceramente- Es cierto que eres hermosa.

Miré a la otra vampiresa, que parecía estar furiosa. Otra más... Volví a mirarla y rodé los ojos.
-Tú tampoco eres dura. Estás sola y quieres llamar la atención. Punto.

Entre en el gran colegio con la maleta en una mano como si fuera una pluma y mirando la hoja que yo mismo había escrito, donde ponía las indicaciones de donde estaba mi despacho.
-Debo aprender a escribir mas bonito y limpio –susurre intentando descifrar mis propios jeroglíficos

Cogí mi maleta y subí las escaleras hasta donde ella estaba.
-Yo juego solo.

Llegué de nuevo al vestíbulo. No me sorprendió encontrar a la vampira y al humano a los que antes había dejado jugueteando y no les presté mayor atención. Había otros dos vampiros en la sala, otra muejr y un hombre mirando a un papel.
Saludé al hombre y a la mujer cuando pasé junto a ellos para dirigirme al sofá y tomar asiento por unos momentos.

-A ver si eres tan buena como pareces -dije rodando los ojos. Cogí mi pesada maleta y la cargué hasta que terminaron las escaleras.

Me quede con la boca abierta cuando la niña esa leyó mi letra.

-Ni mi madre ha logrado hasta ahora leer mi letra –después sonreí- aun que claro ya estaba muerta antes de que yo pudiera escribir algo –reí divertido y luego la mire- Soy Xenos, claramente como tu compañera dijo el profesor de lucha y defensa. –la señale y le sonreí también

Vi a aquella vampiresa pasar por mi lado con aires de superioridad. La miré desaparecer en un pasillo de lo lejos y admiré su cuerpo y sus andares sin quitarle ojo. Rodé los ojos sonriente y abandoné el vestíbulo despidiéndome del resto, aunque no fueran humanos.

-Una simple alumna que ha descifrado mi letra te admiro –sonreí- me quieres venir a ayudar a colocar toda esta mierda en mi despacho? -hice una mueca- no se por que diablos un simple profesor de lucha y defensa tiene que tener un despacho, esto me supera –suspire.