Vestíbulo

Mi mente seguía recordando aquel día. Estaba furiosa porque se había ido, pero contenta por su vuelta.
-¿Adónde fuiste?

No pude evitar derramar una lágrima, estaba tan contenta...
-No debiste irte -repetí cerca de su oido- ¿Tú me quieres, Steven?

-No lo dudo... -hice una mueca- bueno, lo hice -confesé, acunando su rostro entre mis manos.

Curvé un poco mis comisuras y lo besé en los labios, después de tanto tiempo...
-Pero, yo si que te quiero -dije mirandolo a los ojos fijamente.

Sonreí y asentí con la cabeza.
-Sí, puede que lo fueras, pero ya no lo eres -lo volví a besar desde
sus labios hasta acabar cerca de su oreja- Te quiero -le susurré.

Lo miré a los ojos con una mezcla de sentimientos.
-Steven -dije cogiendo aire- No te vayas más.

-No -me negué rotundamente, hundiéndome entre sus brazos- No te irás más. Nunca, nunca, nunca más.

-¡Que no! -exclamé inflando las mejillas como una niña y mirándolo con seriedad- Porque si te vas...
Me callé, no quería contar nada, sólo por dejarle remordimiento de conciencia.

Negué con la cabeza, riendo con amargura.
-No, Steven. Si te vas es solo para volver a tu pasado, y quedarte encerrado para no poder salir y no vivir un presente debidamente. No intentas vivirlo como alguien normal. Y si no lo intentas, no lo conseguirás. Vives amargado en tu pasado. Y no te paras a pensar en el futuro ni en el hoy en día. Eso sí que es meter la pata y ser idiota.

Miré a los lados, pensando bien en la pregunta.
-Bueno, no me importa -admití- No creo que seas capaz de volver a ese hobbie -dije con sinceridad- y si asi fuera, sería un riesgo que debería correr por quererte tanto.

-Ni vuelvas a decir eso -dije con seriedad- si que eres bueno. Eres el primero que me hace sentir algo así en mi vida inmortal.
Sonreí.
-Y tuve suerte de que te encontrara, porque unos años más y acabaría loca.

-No me importa acabar loca si es eso lo que te preocupa.
Fruncí el ceño, me callé unos instantes y suspiré.
-Steven, ¿tú crees... que podrías llegar a hacerme algo?

Mi sonrisa se desvaneció poco a poco.
-No te creo, Steven -dije sinceramente- No creo que seas capaz de volver a ello -murmuré negando con la cabeza- Has aguantado mucho tiempo.
Lo miré unos instantes.
-¿Verdad? -pregunté con voz temblorosa- ¿Cuándo hiciste, algo parecido...?