Oficina principal

Casualmente estaba buscando unos papeles en la oficina principal cuando escuché la campanilla tocar. Fruncí el ceño y me di cuenta que la recepcionista no estaba disponible en ese momento, entonces me tomé la libertad de hacer su trabajo. Me asomé a la barra que separaba a los alumnos de la oficina y sonreí con una amplia sonrisa, mostrando mi blanca y perfecta dentadura. Había una vampiresa y un licántropo.
-Hola. Siento la tardanza.

Reí entre dientes.
-Todo a su tiempo, muchacho. Deberéis de tener algo de paciencia conmigo -les dije a ambos- Soy una de las directoras del colegio, así que habéis tenido suerte de encontrarme ahora aquí.
Les entregué a ambos dos hojas con datos para rellenar.
-Normalmente la gente ya está inscrita antes de llegar, pero podéis matricularos rellenando estos papeles.
Les di a ambos una pluma y tinta.
-Como véis, este colegio es bastante clásico. Todo colegio tiene sus normas, debéis respetarlas a toda costa por favor -moví con delicadeza mi mano en el viento- Pero eso ahora no tiene importancia, seréis avisados de todo en su debido momento.
Miré el comportamiento de ambos.
-Y por cierto, sé que es difícil pero es algo que apreciamos mucho -dije mirándolos seria- el respeto entre las razas. Me temo confirmaros para vuestro desagrado que habrá una signatura entre todas las razas, queráis o no, para aprender a convivir con ellas. Al igual que habrá una raza para los vampiros, de Control, para controlar su sed de sangre, o la furia de los licántropos.

Alcé una ceja ante su alto tono de voz. Llevé mi dedo índice a mis labios curvados levemente hacia arriba.
-Lo siento, pero esa es una asignatura obligatoria, y aprenderéis a convivir por las buenas o por las malas.

Puse los ojos en blanco.
-Joven, yo también soy una de esas cosas -le dije con los labios fruncidos- Y que yo sepa aún no te he mordido -dije riendo entre dientes.

-No tiene nada que ver -dije acariciando con interés mi barbilla- O tal vez sí, pero por tu mirada no creo que me desprecies.
Rodé los ojos.
-Así que ya sabes -dije cogiendo su formulario y firmándolo con una letra elegante- no te metas mucho en líos con tu enemigo de raza natural.

Lo miré interrogante.
-Oh, dios mio. Por supuesto que no. Quédate en el colegio. Este colegio no admite a gente muy avanzada mentalmente, es mas, admite a cualquiera, todos deben de tener la oportunidad de entrar -dije guardando bien los papeles- pero aún no empieza el curso, faltan unas semanas. Los profesores aún no están presentes y cuando lo estén seréis avisados de todo en la comida de bienvenida -dije sonriente- puedes irte instalándote en el piso quinto.
Miré hacia la puerta al ver entrar a otra licántropa.
-Querida, si estás ya inscrita, déjanos aquí el justificante y vete subiendo al sexto piso.

-No pasa nada -dije guardando en la misma carpeta aquel justificante- No creo que te pierdas por las escaleras -dije riendo entre dientes- lo que sea ven aquí o a mi despacho.
Los miré a ambos licántropos y sonreí pensando Qué lindo.

Rodé los ojos al escuchar ahora tan común palabra. Odiaba aquellos insultos entre mis alumnos.
-Eh... Jesse -dije mirando el nombre en la hoja que había rellenado- Puesto que eres el primer licántropo inscrito este curso... ¿Te interesaría ser el jefe de la raza?